domingo, 6 de noviembre de 2016

Madrid.

A ti, que has sido todas las veces que he reído y todas las que he llorado. A ti, que te he querido sin tapujos, con el corazón abierto y expuesto. A ti, que te he desgarrado y devorado, consumido y destrozado. A ti, que te he odiado abiertamente y echado de menos en la intimidad.

No puedes imaginar lo brillante que me parecías al conocerte. Inmensa y aterradora, pero brillante. Dorada. Cada centímetro de ti un misterio, cada agujero una fiesta. Cada amanecer un aullido. Loba y perra, exceso y monotonía. Contradictoria sin lugar a dudas.

Comprendí que jamás te pertenecería, ni a ti ni a ninguna otra. Cómo podría. Una vez tuyo, que eres todas y ninguna, acabas por comprender que ya no hay hogar. Que lo que dejaste se desvanece con cada paso que das, que con cada paso construyes y destruyes. Conoces y olvidas.

Te despides al fin y al cabo.

Y hoy, tu que has sido todo calor y sol, amaneces nublada. Llorando por que aunque vuelva a ti, ya no seré el mismo, ni tu lo serás. Por que tu y yo, y nosotros somos simples momentos, con efímera conexión temporal. Cambiaremos, y lloraremos, pero volveremos, diferentes.

Por eso a ti que has sido todas las mujeres que he amado y todos los hombres que me han follado. A ti, a ti te doy las gracias, las gracias por joderme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario