-La primera vez que te vimos, pensábamos que eras una princesa.- dijo muy serio, León.
-Sin embargo ahora ya os habeis dado cuenta de que soy más bien un sapo- continuaste su frase, riendote.
-Solo los principes se convierten en sapo- dije, desde el fondo de la habitación como aportación a la conversación.
-Y vosotros no quereis besar ranas- Aceleraste las palabras, esbozando lo que entonces me pareció una sonrisa.
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