sábado, 15 de enero de 2011

Tormenta.

Los labios húmedos y la electricidad recorriéndoles la espalda. Calambres que jamás habían sentido. Como meter los dedos en un enchufe o esperar el trueno después del relámpago. Incierto, inesperado, una tormenta eléctrica. El miedo a ser fulminados por enormes rayos. Lágrimas que mojaban las mejillas, como la lluvia tropical. Los labios húmedos y la electricidad recorriéndoles la espalda, y de nuevo la tormenta. Así fue su primer beso.

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