domingo, 31 de octubre de 2010

Lo que sentía su corazón.

Nunca necesitó palabras para decir todo lo que se guardaba en el interior de su garganta, y si me apuras, ni siquiera las necesitaba para expresar lo que sentía su corazón. Cuando hablaba mentía, y la envolvía, entonces, un aura de magia, que a todos nos encantaba. Así que cuando estábamos con ella hablaba, gritaba y reía. Aunque a veces tenía que parar para tomar aire y continuar. Y en esas espiraciones aceleradas, decía más que con todas aquellas palabras y frases banales. Sus silencios nos daban miedo, así que antes de ponernos a llorar, nos acercábamos y la abrazábamos, creyendo que aquellos abrazos le devolverían su sonrisa de hada y su magia, que tanto nos gustaba.

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